En un solo Dios que existe en tres personas: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. 

En Jesús y en su plena divinidad y humanidad. En su nacimiento virginal, sin pecado, su vida intachable y en su muerte, sepultura y resurrección con la cual nos dio vida eterna en su nombre.

Que Jesús derramó su sangre en favor de nosotros, pecadores incapaces de salvarnos a nosotros mismos. Por su obra en la cruz y en su muerte y resurrección nos dio vida eterna.

Que Jesús regresará de una manera corporal para juzgar a los vivos y a los muertos.

Que la salvación es por su pura gracia y amor hacia la humanidad perdida. Nuestra responsabilidad es darlo a conocer con nuestro buen testimonio y la enseñanza del Evangelio.                                                             

En el ministerio del Espíritu Santo viviendo en la vida de cada creyente, dándole la facultad para vivir una vida de testimonio.                                                                                                                                                                                 

En la autoridad total de la Biblia para guiarnos cada día.

En un Dios Todopoderoso y Soberano.

En la unidad de la iglesia como un solo cuerpo para mostrar el amor de Dios a toda la humanidad.

En el llamado de servir a los demás. Ponemos en práctica ese llamado a través de proyectos de ayuda social y participando activamente en el servicio a nuestra comunidad.